lunes, 9 de junio de 2008

Tasca 5a: La meva experiència com a examinand i aprenenta avaluat de llengües:

En general, la evaluación que llevaban a cabo mis profesores era sumativa, cuantitativa y normativa. En la mayoría de las clases, no realizaba tareas en las que el profesor pudiese ir evaluando el progreso del alumno día a día teniendo en cuanta cuáles eran sus conocimientos iniciales y qué ha ido aprendiendo. En casi todas mis clases de enseñanza de lenguas, realizaba una prueba final cuando el curso ya estaba apunto de acabar. Ésta prueba era escrita y estaba compuesta por varios ejercicios que iban sumando puntos, así servía al profesor para indicar cuántos alumnos habían obtenido los conocimientos mínimos (si alcanzaban 5 puntos), si habían alcanzados los conocimientos adicionales (mi obtenían más de 5 puntos) o si no habían asimilado los conocimientos mínimos de aquel curso (menos de 5 puntos). En función del número de alumnos que superaba la prueba o la suspendía determinaba el profesor si la enseñanza que impartía marchaba correctamente o no. Por ejemplo, si la mitad de los alumnos suspendía era un indicador de que fallaba algo en la metodología que aplicaba.

Algunas veces, realizábamos las llamadas pruebas de aprendizaje o en progreso durante el curso para comprobar qué habíamos aprendido en aquel periodo, de esta manera, el profesor estaba a tiempo de cambiar la metodología si aquellas pruebas indicaban que los alumnos no estábamos adquiriendo los conocimientos necesarios. Al mismo tiempo, esta prueba era de “assoliment” ya que ésta junto a la prueba de final de curso eran las que determinaban si el alumno pasaba o no de curso. En cuanto a las pruebas de adscripción sólo recuerdo haber hecho una. Fue en unos cursos de alemán en Alemania y tenía como objetivo distribuir a los alumnos en grupo según sus conocimientos iniciales de alemán. Creo que esta prueba no alcanzaba su objetivo ya que durante las dos primeras semanas de clase bastantes alumnos tuvieron que cambiarse de grupo porque la prueba no había determinado correctamente a qué grupo debía pertenecer.

En cuanto a los instrumentos de evaluación, el instrumento más presente en todas mis clases ha sido el de la corrección escrita, sobre todo en el colegio. En la academia de inglés sí había otros instrumentos como la observación, ya que éramos grupos pequeños y realizábamos bastantes actividades que permitían al profesor observar el progreso de cada alumno. En la universidad, muchas de las veces las pruebas escritas se complementaban con la entrega de portafolios que mostraban el trabajo y progreso del alumno día a día.
Globalmente, pienso que las evaluaciones que he recibido no eran justas porque se le daba mucha importancia a una prueba final que no siempre indica correctamente el aprendizaje de un alumno ya que en estas pruebas finales se juzga a un alumno sólo por una actividad realizada en un día. Quizás el alumno ha aprendido mucho más de lo que es capaz de demostrar ese día en esa prueba.

2 comentarios:

Irene dijo...

Buenas Cinta

De nuevo, vuelvo a estar de acuerdo contigo en casi todo lo que expones. Supongo que se nota el hecho de haber experimentado más o menos los mismos tipos de evaluación en situaciones parecidas.

Respecto a lo que dices de que piensas que las evaluaciones que has recibido no han sido justas, por un lado creo lo mismo, pero por otro, también entiendo que, según la situación, sea necesaria una evaluación que establezca unos conocimientos mínimos para aprobar: por ejemplo, si en bachillerato te están preparando para la selectividad, y sabiendo como será la evaluación en estos exámenes, me parece normal que se haga una evaluación que haga hincapié en estos mínimos, sin tener tan en cuenta el progreso real del alumno.

De todas formas, en otras circumstancias, entiendo perfectamente lo que dices, y lo comparto ;)

Ester Ballester dijo...

Hola Cinta!
Estoy de acuerdo contigo en casi todo lo que has dicho, lo único es que a veces sí que es necesaria una prueba final para demostrar al profesor que has aprendido unos mínimos, como por ejemplo, en la selectividad o en los exámenes oficiales de lenguas.
hasta otra!